martes, 17 de julio de 2018

El Día del Señor!

El Día del Señor

La Confesión de Westminster Capítulo 21 Sección 7

7.  Así como es ley de la naturaleza que, en general, una proporción debida de tiempo se dedique a la adoración de Dios, así también en su Palabra, por un mandamiento positivo, moral y perpetuo que obliga a todos los hombres en todos los tiempos, Dios ha señalado particularmente un día de cada siete, para que sea guardado como un reposo santo para Él;34 y desde el principio del mundo hasta la resurrección de Cristo, este día fue el último de la semana; y desde la resurrección de Cristo fue cambiado al primer día de la semana,35 que en las Escrituras recibe el nombre de “día del Señor”36 y debe ser perpetuado hasta el fin del mundo como el día del reposo cristiano.37

34 Éxodo 20:8, 10-11; Isaías 56:2, 4, 6-7
35 Génesis 2:2-3; 1 Corintios 16:1-2; Hechos 20:7
36 Apocalipsis 1:10
37 Éxodo 20:8, 10; Mateo 5:17-18

            Vamos a estudiar los principios de esta parte de la confesión, pero, como siempre, les exhorto a ustedes estudiar esto durante la semana- pueden leer las citas que están aquí como parte de la declaración, para ver que lo que dice la confesión se basa completamente en la Biblia. 


Los principios bíblicos de este día

Ø  Del Antiguo Testamento

            Éxodo 20:8-10 [Éxodo 20:8-10 NBLH “Acuérdate del día de reposo para santificarlo.  (9)  "Seis días trabajarás y harás toda tu obra, (10) pero el séptimo día es día de reposo para el SEÑOR tu Dios. No harás en él trabajo alguno, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el extranjero que está contigo.]- este mandamiento era y es parte de la ley moral de Dios, no parte de la ley ceremonial ni civil.  Estudiamos la diferencia un poco hace varias semanas atrás, de que no necesitamos obedecer de la ley ceremonial ni civil, aunque hay principios que debemos seguir. Pero la ley moral de Dios es una reflexión de Su carácter, Su ser, y por eso es algo que debe ser obedecido en todo tiempo. 

            Y podemos ver que el principio aquí no es nuevo en los diez mandamientos- es una verdad establecida en la creación- dice aquí que es un día para un reposo, lo que vamos a estudiar más luego, y una verdad que podemos ver en Génesis 2:1-3, donde dice que Dios acabó de crear y reposó el séptimo día, y lo bendijo y santificó.  Entonces, más que solamente parte de la ley de Dios, este día de reposo tiene su base en el mero principio, en el ejemplo de Dios en la creación

            Isaías 58:13-14- [(13) Si por causa del día de reposo apartas tu pie Para no hacer lo que te plazca en Mi día santo, Y llamas al día de reposo delicia, al día santo del SEÑOR, honorable, Y lo honras, no siguiendo tus caminos, Ni buscando tu placer, Ni hablando de tus propios asuntos,  (14)  Entonces te deleitarás en el SEÑOR, Y Yo te haré cabalgar sobre las alturas de la tierra, Y te alimentaré con la heredad de tu padre Jacob; Porque la boca del SEÑOR ha hablado."]- aquí podemos ver la importancia de este día ante la vista de Dios- es algo muy importante para Dios y por eso algo que debemos tomar con mucha seriedad. 


Ø  Del Nuevo Testamento

En el Nuevo Testamento hay un cambio- durante el ministerio de Cristo el día de reposo continuó siendo el sábado, como podemos ver a través de los evangelios. Pero después, hubo un cambio, y no hay duda de que la iglesia primitiva celebró el día de reposo los domingos.  ¿Por qué leemos en el Nuevo Testamento que celebró el día de reposo el primer día de la semana, y no el sábado, como fue antes?  Por ejemplo, en Hechos 20:7-12 leemos de un culto de la adoración pública, y dice en el versículo 7 que fue “el primer día de la semana” cuando ellos se reunieron.  En I Corintios 16:2, un versículo que estudiamos la semana pasada, el consejo de Pablo para la colección de la ofrenda fue para hacerla “el primer día de la semana,” y el contexto parece describir el tiempo de la adoración pública.  También tenemos otros ejemplos en Hechos de la costumbre de la primera iglesia en reunirse el primer día de la semana, el domingo, en vez del sábado judío.  Y en Apocalipsis 1:10 Juan describe este día como el día del Señor- dice “Estaba yo en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz, como sonido de trompeta,” Esta frase se refiere al día que pertenece a Dios- éste es el significado de la construcción en el griego- y es el día de reposo que pertenece en una manera especial a Dios.  Por eso, nos referimos a este día como el día del Señor así como el día de reposo. 

Entonces, la pregunta es, ¿por qué ocurrió este cambio de día?  ¿Por qué la iglesia primitiva cambió el día desde el séptimo día hasta el primer día? La verdad es que ellos nunca cambiaron nada, sino solamente siguieron y obedecieron lo que Cristo mismo estableció a través de Su resurrección y Su enseñanza y ejemplo. En primer lugar, Cristo resucitó en un domingo- en todas las narraciones de la resurrección, dice muy claramente que fue el primer día de la semana- no hay duda de eso.  Como Pablo enseña en I Corintios 15, la resurrección de Cristo es la base de nuestra creencia, y por eso es apropiado recordarla cada semana como el día de reposo.  Pero no tenemos que depender que lo que pensamos es lo apropiado- Cristo mismo estableció el ejemplo, este principio, por Sus acciones después de Su resurrección. En TODAS las ocasiones en que se les manifestó a sus discípulos, luego de su resurrección fue en domingo. Y yo creo, personalmente, que es muy probable que Jesús les dijera a Sus apóstoles que debían reunirse el primer día de la semana en vez del séptimo, porque parece poco probable que ellos hubieran cambiado el día de reunión sin el mandado de Cristo. 

Pero tal vez otra pregunta es, ¿cómo podía alguien, incluso Cristo, cambiar la ley moral de Dios, el cuarto mandamiento que dice de acordarse del día de reposo?  Esta cita es una ayuda en este asunto:

  “La Confesión presenta correctamente la premisa básica del cuarto mandamiento- que una séptima parte del tiempo repartido al hombre debe respetarse como un sábado o día de reposo (que es el significado de la palabra “sábado”).” 

  “Debe tenerse cuidadosamente en cuenta que el cuarto mandamiento no sólo estipula que un día de siete es del Señor, sino que también se escribe de tal manera para permitir el cambio del día actual de la semana para la observancia del día de reposo sin violar el mandamiento mismo.  Este mandamiento no dice que el hombre debe recordar “el día séptimo para santificarlo,” sino que debe recordar “el día de reposo para santificarlo.”  Enfatizamos esto debido al error de muchos en insistir que la palabra sábado significa “séptimo.”  No significa eso.  Esta palabra significa reposo o cesación.  El Señor simplemente nos manda santificar el día de reposo.  Lo que es más, el cuarto mandamiento no declara que “el séptimo día de la semana es el día de reposo.”  Más bien, declara que “el séptimo día es el día de reposo.”  Es decir, por el término “el séptimo día” el Señor habla del día que sigue a los seis días de trabajo, lo que sean estos seis días.  Por eso, con este claro lenguaje, el cuarto mandamiento fue escrito para permitir un cambio del día para la observancia del día de reposo sin violar de ninguna manera el mandamiento.”

            Espero que el argumento de esta cita sea claro- el punto es que Dios estableció un día de reposo, y que incluso en el mandamiento hay posibilidad para el cambio que sucedió debido a la resurrección de Cristo.  Todavía nosotros santificamos un día de reposo, como dice el mandamiento- y es el séptimo día, en el contexto de que hay seis días de trabajo antes- aunque es el primer día de la semana.  Es decir, todavía estamos obedeciendo el mandamiento- acuérdate del día de reposo para santificarlo.  También estamos obedeciendo la siguiente parte- “seis días trabajarás, y harás toda tu obra; más el séptimo día (no de la semana, sino el día después de seis días de trabajo) es reposo para Jehová tu Dios.”  Obedecemos el cuarto mandamiento como los israelitas en el pasado, solamente en un día diferente de la semana. 


Las razones bíblicas de este día

Ø  Para la gloria de Dios

“El propósito del día de reposo es, ante todo, la manifestación de la gloria de Dios, pero el mandamiento también es dado por compasión por la humanidad caída.”

            En mandar que guardemos un día cada semana específicamente para Él, Dios recibe la gloria.  Este día que ponemos aparte para Él es una manifestación de Su gloria.  ¿Quién más, excepto que Dios, puede mandar que debemos hacer algo especial, que debemos descansar de nuestro trabajo, que debemos enfocarnos completamente en Él? Solamente Dios tiene este tipo de poder y autoridad para mandar tal cosa.


Ø  Como un memorial

“El día de reposo fue un día en el cual Dios mandó a Su pueblo a que recordara.  Esta palabra, recordar, es una palabra rica en el vocabulario bíblico.  El mandamiento significa mucho más que ‘no olvides que hoy es el día de reposo.’  El mandamiento significa mucho más que una mera anotación mental del hecho que es el día de reposo que viene cada semana.  La verdad es que el significado es ‘tener un servicio memorial en el día de reposo’… Acordarse del día de reposo significa observar el día, celebrar los ritos religiosos apropiados al día.” 
                                                                                                                                                                
            Es decir, para obedecer este mandamiento, no es algo solamente mental, sino algo que hacemos conscientemente. Cuando dice “acuérdate del día de reposo,” no significa que en los sábados debemos decir, “entonces, mañana es el domingo,” y nada más.  No, como dice la cita, esto no es el punto del mandamiento- hay algo que debemos recordar, sí, pero demostramos que estamos recordándolo y santificándolo por lo que hacemos, por nuestras acciones, por las actividades del día. 


Ø  Como un reposo

“El día del Señor en el Antiguo Testamento no fue solamente un día memorial, sino también un día de reposo.”
 (Éxodo 20:8-10)

            Como dice el cuarto mandamiento, este es un día de reposo, algo que necesitamos como seres humanos.  En la cita arriba, al final dice que el mandamiento también es dado por compasión por la humanidad caída.” Es decir, necesitamos el descanso- es parte de nuestro ser. Otra vez, también tenemos el ejemplo de Dios en la creación- Él acabó de crear y descansó- por eso, como la cita dice,

“El día de reposo es un memorial de la creación.” 

            Dios no nos creó para trabajar cada momento- necesitamos descanso cada cierto tiempo.  Por supuesto, Dios no necesitó un descanso después de la creación, porque no era necesario para Él, pero descansó de todos modos.  En esta acción vemos un ejemplo para nosotros, y debemos obedecer este mandamiento en parte para descansar este día cada semana, para refrescarnos no solamente espiritualmente, sino físicamente también. 


Ø  Como una promesa futura

“El memorial, sin embargo, no es solamente una celebración del pasado sino una promesa del futuro también.  La consumación de la historia fue entendida como un reposo (Salmo 95:11).” 

            El tema de reposo en las Escrituras es inmenso, y no tenemos el tiempo para estudiarlo, pero solamente quiero enfatizar este punto- que la eternidad futura va a ser un reposo para siempre.  No significa que no vamos a hacer nada, porque vamos a adorar a Dios constantemente, alabando y cantando a Él. Pero hay la idea de reposo también, reposo de las cosas de este mundo, reposo con Dios y sin problemas y tentaciones para siempre.  Por eso, cuando guardamos el día de reposo ahora, estamos esperando el reposo futuro y eterno.  Debemos pensar en esta verdad y lo que vamos a experimentar en el futuro para siempre con Dios

La Forma- ¿cómo?

La Confesión de Westminster Capítulo 21 Sección 8

8. Este día de reposo se guarda santo para el Señor cuando los hombres, después de la debida preparación de su corazón y arreglados con anticipación todos sus asuntos ordinarios, no solamente guardan un santo descanso durante todo el día, de sus propias labores, palabras y pensamientos, acerca de sus empleos y diversiones mundanas,38 sino que también dedican todo el tiempo al ejercicio de la adoración pública y privada, y en los deberes de caridad y de misericordia.39

38 Éxodo 20:8; 16:23, 25-26, 29-30; 31:15-17; Isaías 58:13; Nehemías 13:15-19, 21-22
39 Isaías 58:13; Mateo 12:1-13

            En primer lugar, este es un día santo- que quiere decir, puesto aparte por Dios.  Por eso, debemos actuar de una manera diferente ese día, no debe ser un día como otro día. También aquí dice que la debida preparación es necesaria.  La preparación del corazón es lo más importante, pero debemos anticipar el día también- es decir, debemos prepararnos antes, incluyendo el día anterior. Esta es la única sugerencia específica que quiero hacer en cuanto a la forma, que cómo parte de la preparación para este día, debemos tener cuidado en cuanto a nuestras noches de los sábados.  La sugerencia es el no tener el hábito de hacer cosas que nos cansen los sábados, y para no quedarse levantado hasta tarde por ninguna razón, porque esto hace muy difícil el levantarse en la mañana.  Estas sugerencias se basan en diferentes razones- una es los límites naturales de nuestros cuerpos- por la mayoría de la gente, si hace algo muy cansado, o se queda levantado hasta muy tarde en la noche, va a estar cansado el próximo día- esto es como funcionan nuestros cuerpos.  Y la segunda razón tiene conexión con la primera- si realmente creemos, en nuestros corazones, con todo nuestro ser, que el domingo es un día especial, que debe ser diferente, que vamos a reunirnos con el Dios del universo, vamos a tomar con seriedad nuestra preparación, y esto incluye la preparación de la noche anterior. 


“Una teología del día de reposo debe enfatizar lo singular de este día.  Solamente cuando entendemos la santidad de este día empezamos a apreciar la santidad de la adoración cristiana.”

            Como estudiamos en este estudio al principio, adoramos a Dios personalmente cada día, pero hay algo especial sobre la reunión del cuerpo de Cristo, la iglesia- es algo que Dios bendice específicamente.  Como dice esta cita,

“Debemos entender el día de reposo y nuestro uso de tiempo en la misma manera que entendemos la ofrenda y la mayordomía de nuestro dinero.  Para poner aparte una porción de nuestros ingresos para la obra de la iglesia no es reconocer que parte de nuestras posesiones pertenece a Dios.  Más bien, expresa nuestra convicción que todo lo que tenemos pertenece al Señor.  De todas formas, el señorío absoluto de Dios sobre nuestras posesiones no quita la obligación de darle una porción específicamente para la obra de Su iglesia.  En una manera similar, aunque todos nuestros días deben ser usados en servicio a Dios, todavía se nos ordena a poner aparte un día en siete para adoración y servicio especial.” 

            A mí me gusta esta comparación- esto es lo que estudiamos cuando hablamos acerca de dar a Dios- todo lo que tenemos realmente pertenece a Dios.  Una de las razones por la cual debemos dar nuestras ofrendas a Él para la obra de la iglesia es para recordarnos de esta verdad.  No significa que solamente la parte que damos a Dios es suya- porque todo pertenece a Él- sino que nuestras ofrendas son una ayuda a nosotros para recordarnos esta verdad.  Es lo mismo con el día del Señor- cada día es de Dios, y en cada día necesitamos servirle a Él- pero parte de la razón por el día de reposo es para ayudarnos a enfocarnos en Él, para aprender de Su Palabra, para adorarle a Él con la iglesia, para pensar en Él completamente

Pero no debemos pensar que si asistimos a la iglesia el domingo y participamos en la adoración podemos vivir en cualquier manera durante la semana.  Esta cita dice

“Señalar el día de reposo como santo no es licencia para seis días de irreligión.  Vivimos toda la vida en la presencia de Dios.” 

            Debemos vivir para la gloria de Dios y con un deseo de servirle a Él cada día- pero otra vez, hay algo especial los domingos, en la adoración pública y en nuestro tiempo privado el resto del día. 

Pero, para hablar más específicamente de la forma, ¿qué debemos hacer? 

“Entonces, ¿cómo esta idea de un día puesto aparte instruye nuestra actitud hacia la adoración?  Una manera de responder a esta pregunta es deducir que, si el día de reposo es separado y único, también lo son las actividades de ese día.” 

            Creo que aquí es dónde tenemos más problemas- es fácil entender que el tiempo cuando estamos en el culto es un tiempo santo, puesto aparte para Dios.  Otra vez, como enfatizamos al principio de este estudio, el culto es importante- vital- y no debemos faltar a ello a excepción de que si es absolutamente necesario, por enfermedad o ausencia de la ciudad, etc.  Pero muchas veces, yo creo, no pensamos en el resto del día- y como esta cita dijo como una deducción, y yo creo que es apropiada, “si el día de reposo es separado y único, también son las actividades de ese día.”  Esta idea tiene sentido, porque un día consiste de las actividades que hacemos durante ese día.  Por eso, si hablamos de un día santificado, pero no hacemos nada diferente ese día, nuestras palabras son refutadas por nuestras acciones.  La única manera en la cual podemos guardar un día como santo, la única manera en la cual podemos obedecer el cuarto mandamiento es para santificar las actividades del día también, para hacer cosas diferentes y enfocadas en Dios en vez de las actividades normales de la semana.  En el Catecismo Menor de Westminster tenemos algunas sugerencias en cuanto a cómo podemos santificar este día que quiero que leamos:

Pregunta 60- ¿Cómo ha de santificarse el día de reposo o del Señor?
Respuesta-  Hemos de santificar el día de reposo absteniéndonos en todo este día, aún de aquellos empleos o recreaciones mundanales que son lícitos en los demás días; y ocupando todo el tiempo en los ejercicios públicos y privados del culto de Dios salvo aquella parte que se emplee en hacer obras de necesidad o de misericordia. Lev. 23:3; Isaías 58:13, 14; Mateo 12:11; Marcos 2:27.

La clave aquí es cuando dice, todo el día- este día de reposo no es solamente el tiempo en la iglesia, sino todo el día, antes del servicio y después.  La razón porque no trabajamos los domingos ni hacemos otras cosas que hacemos durante la semana no es porque son malas, sino, otra vez, porque es un día santificado, separado

Hay algunas otras sugerencias aquí en esta parte del directorio para el culto público, escrito por la asamblea de Westminster. Por favor entienden que lo que tenemos aquí en este directorio son sugerencias, no mandamientos.  Es una ayuda para nosotros en nuestro deseo de acordarnos del día de reposo para santificarlo.  Tal vez algunas sugerencias aquí van a ser una ayuda, y otras no- no hay problema.  Pero no debemos descartar las ideas aquí y no pensar en ellas solamente porque parecen extrañas, o porque serían difíciles de hacer, o un cambio en tu vida.  Espero que leas estas sugerencias ahora y después en la semana en una actitud de oración, pidiendo a Dios lo que Él quiere que hagamos en este día importante. 


Directorio para el Culto Público de la Asamblea de Westminster

De la Santificación del Día del Señor

“El día del Señor debe ser recordado con antelación, de manera que toda ocupación mundanal de nuestra vocación ordinaria se concluya ordenadamente y sea puesta de lado de manera oportuna y conveniente, para no ser impedimento para que el día se santifique dignamente cuando éste llegue.”

“Todo el día debe ser guardado como santo al Señor, tanto en público como en privado, por ser éste el reposo cristiano. Para tal fin, es necesario que haya una cesación santa o descanso todo ese día de labores innecesarias; y abstenerse, no sólo de todo tipo de deportes y pasatiempos, sino también de toda palabra y pensamiento mundanos.”

“Que la comida para ese día se prepare de modo que ni los siervos sean detenidos innecesariamente de la adoración pública de Dios, ni cualquier otra persona sea impedida de santificar ese día.”

“Que haya preparaciones individuales de cada persona y familia, con oración por sí mismos y por la ayuda de Dios sobre el ministro, y por una bendición sobre su ministerio; y con otros semejantes ejercicios santos, que puedan inclinarlos a una más agradable comunión con Dios en sus ordenanzas públicas.”

“Que todo el pueblo se reúna a tiempo para la adoración pública, para que toda la congregación pueda estar presente al comienzo y con un corazón solemnemente unido en todas las partes de la adoración pública, y no irse hasta después de la bendición.”

“Que el tiempo libre, entre o después de las reuniones solemnes de la congregación en público, se ocupe en la lectura, en la meditación, en recordar el sermón y especialmente en llamar a sus familias para dar un relato de lo que han oído y en estudiar el catecismo, en conversaciones santas, en oración para una bendición sobre las ordenanzas públicas, en cantar salmos, en visitar a los enfermos, en ayudar a los pobres y obras semejantes de piedad, caridad y misericordia, considerando el día de reposo un deleite.”

No voy a decir nada de las sugerencias específicas aquí, porque la decisión de lo que vas a hacer es entre tú y Dios- la verdad es que los cristianos van a observar este día en diferentes maneras, diferentes formas, y no hay problema con eso.  Pero lo que necesitamos hacer- porque no es una opción- es decidir, con la ayuda y dirección de Dios, cómo vamos a glorificarle a Él durante este día de reposo- no podemos ignorar el día, ni su importancia- si no estamos conscientemente observando el día del Señor en una manera diferente que el resto de la semana, estamos en pecado.  Puedo decir esto basado en las Escrituras, en las verdades que hemos estudiado hoy.  Lo que no puedo decir es exactamente lo que ustedes deben hacer durante el día (a excepción de asistir a la iglesia, por supuesto), pero puedo decir que necesitas pensar muy seriamente en cómo este día es diferente que todos los otros días

viernes, 11 de mayo de 2018

Seminario Teologico Multiplicable

SEMINARIO TEOLÓGICO MULTIPLICABLE! Tenemos un grupo de hermanos que vienen de iglesias pentecostales interesados en conocer la Teología Reformada, por favor oren por nosotros!!! En la foto faltaron tres hermanos mas que no pudieron asistir a la reunión inicial!

sábado, 16 de diciembre de 2017

A partir de Febrero 2018, daremos inicio al Seminario Teológico Reformado en Los Frailes II, Santo Domingo Este. 

Las clases se estarán ofreciendo para el nivel de Bachillerato para los que aún no han terminado sus estudios secundarios y Licenciatura (para aquellos que han terminado su bachillerato).

Este es un seminario que estará abierto a toda la Comunidad Evangélica (Hombres y Mujeres).

El Seminario cuenta con el aval del Seminario Teológico Reformado de Barranquilla (STS), por lo que estará facultado para ofrecer títulos universitarios a nivel de teología.

Si usted está interesado en prepararse para un mejor servicio a Dios y a la comunidad, tan solo déjenoslo saber en los comentarios y/o email, para hacerle llegar los requisitos para la matriculación!

lunes, 11 de septiembre de 2017

Un Resumen de Lo Que Creemos

LA BIBLIA Y LAS CONFESIONES DE FE
Creemos que la Biblia es la Palabra de Dios, inspirada por el Espíritu Santo (II Timoteo 3:16; II Pedro 1:20-21).  Por eso, la Biblia nos enseña sin error al Dios vivo y verdadero.
Nuestra creencia en la Biblia, ya que ella es la Palabra de Dios, no depende de las opiniones de los hombres, ni del juicio de la iglesia.  No obstante, nuestra convicción de que la Biblia es la Palabra de Dios proviene del convencimiento interior producido por el Espíritu Santo.
Por cuanto es la Palabra de Dios, la Biblia tiene autoridad soberana sobre todos los asuntos de los hombres. Toda doctrina, enseñanza y práctica en la iglesia tiene que estar regulada por ella.
Asimismo, creemos que la enseñanza de la Biblia ha sido afirmada por la iglesia a lo largo de los siglos en las llamadas “Confesiones de Fe”. En particular, reconocemos la doctrina enseñada en la llamada Confesión de Fe de Westminster, y los Catecismos Mayor y Menor, como la fiel expresión de la enseñanza de la Sagrada Escritura.
En la iglesia, las Confesiones de Fe han de estar siempre subordinadas a la Palabra de Dios, de la que derivan en todo momento su autoridad.

DIOS Y LA SANTÍSIMA TRINIDAD
La Biblia nos revela a un solo Dios, eterno e infinito en todas Sus perfecciones.  En la unidad de la Divinidad existen eternamente tres personas: Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo.
Ésta es la doctrina tradicional cristiana de la Trinidad.  Frente a todos aquellos que la niegan, creemos, por lo tanto, que es una doctrina bíblica, y que ha de ser creída para conocer al Dios vivo y verdadero.

LA CREACIÓN Y PROVIDENCIA
Conforme a la enseñanza de las Sagradas Escrituras, Dios creó los cielos y tierra a partir de la nada, en seis días.  La materia y el universo, por lo tanto, no son eternos.  Sólo Dios lo es. Creemos que el relato bíblico de la creación (Génesis capítulo 1) es verdadero, en un sentido histórico.
El mundo, una vez creado, tampoco funciona por sí mismo, independientemente de Dios.  Desde la creación del mundo, Dios sostiene, dirige, dispone y gobierna a todas las criaturas, acciones y cosas que ocurren, desde la más grande hasta la más pequeña, por medio de Su santa providencia.  Contrariamente a lo que piensan algunos, esto no elimina la libertad y la responsabilidad de los hombres, que, en los asuntos de esta vida, normalmente actúan y deciden conforme a lo que son y quieren llegar a ser.

EL PACTO EN EL PARAÍSO Y EL PECADO ORIGINAL
Dios se compromete con el hombre desde el principio.  Después de haber creado al hombre, Dios hizo un pacto con Adán en el Paraíso, en el que le prometía vida si éste continuaba en obediencia (Génesis 2:16-17).
Sin embargo, por la tentación del diablo, Adán cayó en desobediencia, con lo que arrastró a toda su descendencia a la condenación y a la muerte, lo cual se ha llamado el pecado original (Romanos 5:15-19).  De este pecado original proceden todos los pecados que cometemos a diario.
El hombre, por tanto, es infiel a Dios desde el principio.  Por esta corrupción original, todo ser humano que viene a este mundo es completamente incapaz, indispuesto, y opuesto para hacer el bien, y está enteramente inclinado a todo tipo de mal (Romanos 3:10-18).  Es por la bondad de Dios que todo este mal no se manifiesta plenamente en la vida de las personas y las sociedades.

LA LEY DE DIOS
El hombre no es la medida de todas las cosas. No es el hombre quien ha de determinar lo que es pecado o no lo es, o lo que es justo y moral o no, sino la ley de Dios, resumida en los diez mandamientos.  El pecado es, en sí mismo, la transgresión de la ley de Dios (I Juan 3:4).
El hombre, al haber sido creado a imagen y semejanza de Dios, ha sido marcado con la voz de la conciencia, que equivale a la ley de Dios en nuestro interior (Romanos 2:14-15).  Sin embargo, a causa del pecado, nuestra conciencia se puede pervertir (de hecho, lo hace frecuentemente), o podemos actuar en contra de ella, para luego justificarnos a nosotros mismos, o puede incluso desaparecer.  Por lo que siempre, para toda persona y en todo lugar, la ley de Dios ha de ser la norma para determinar lo que está bien y lo que está mal.

JESUCRISTO, EL ÚNICO MEDIADOR
Jesucristo es el Hijo eterno de Dios, que se hizo hombre para nuestra salvación (Juan 3:16). Siendo en todo momento Dios eterno y verdadero, Jesucristo, en calidad de hombre, se hizo “obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:8).  Su muerte en la cruz fue el sacrificio por los pecados, hecho una vez y para siempre, que obtuvo el perdón y la reconciliación con Dios de aquellos que se arrepienten de sus pecados y confían en Cristo para salvación.
Jesús dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6).
El apóstol Pablo dijo también: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (I Timoteo 2:5). Por lo tanto, no existe ningún otro mediador ni mediadora al lado de Jesucristo (santos, vírgenes, etc.).
De hecho, a Jesucristo no le hace ninguna falta la intercesión de ellos, por cuanto nos dice la Escritura que Él ha venido a ser “un misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo” (Hebreos 2:17).
“tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos” (Hebreos 7:26).
Si a Jesucristo no le hacen ninguna falta otros mediadores para ser nuestro Salvador, a nosotros tampoco.

LA SALVACIÓN POR GRACIA Y JUSTIFICACIÓN POR FE
En cuanto a la salvación, creemos lo que dice la Biblia: “Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:7-8).
Asimismo, creemos lo que nosotros mismos hemos podido experimentar: “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero” (I Timoteo 1:15).
Creemos, pues, que somos salvos sólo por la misericordia de Dios, por Cristo, debido a Su obra de salvación, obedeciendo perfectamente a ley de Dios, y ofreciéndose en sacrificio para el perdón de pecados.  La justicia de Cristo nos es imputada (es decir, atribuida, o “puesta en nuestra cuenta”) por Dios y nosotros la recibimos sólo por fe, sin que cuente para nada ninguna obra que nosotros hayamos hecho.
Éste es el testimonio de la Escritura: “Creyó Abraham a Dios, y le fue atribuido a justicia” (Romanos 4:3).  Es lo que se conoce como la doctrina de la justificación por fe, el corazón del evangelio y una de las principales afirmaciones de la Reforma protestante en el siglo XVI, por no decir la principal de ellas.
No obstante, la Escritura nos enseña que, al recibir a Cristo como justificación, también lo recibimos como nuestra santificación: “Mas por Él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención” (I Corintios 1:30). Por lo tanto, las obras son muy importantes en la vida cristiana, porque ellas son señal de que hemos recibido a Cristo para salvación.  De hecho, sin la santidad, nadie verá a Dios, por cuanto Él es santo (Hebreos 12:14; I Pedro 1:16).

LA IGLESIA
La iglesia puede ser descrita en dos maneras diferentes- es una iglesia universal o invisible, y está formada por el número completo de los elegidos en Cristo desde antes de la fundación del mundo.
La iglesia también es visible, y se compone por todos aquellos que en el mundo creen y practican de corazón la fe verdadera, es decir, la fe de la Palabra de Dios.
No hay más que una cabeza de la iglesia, el Señor Jesucristo, quien gobierna a Su iglesia por Su Palabra y el Espíritu Santo. Ningún hombre puede, en modo alguno, usurpar este título para sí. Quien lo haga, haya hecho o lo vaya a hacer, se opone frontalmente a Cristo.

miércoles, 14 de junio de 2017

SIN EL EVANGELIO


Resultado de imagenSin el evangelio todo es inútil y vano, sin el evangelio no somos cristianos, sin el evangelio todas las riquezas son pobrezas, toda la sabiduría es locura ante Dios, la fortaleza es debilidad y toda la justicia del hombre esta bajo la condenación de Dios, Pero por el conocimiento del evangelio somos hechos hijos de Dios, hermanos de Jesucristo, conciudadanos de los santos, ciudadanos del reino de los cielos, herederos de Dios con Jesucristo. Por que los pobres se hacen ricos, los fuertes se hacen débiles, los simples se hacen sabios, los pecadores son justificados, los desolados son consolados, los inseguros son asegurados y los esclavos son liberados. El evangelio es la palabra de Dios.

  Juan Calvino

viernes, 20 de enero de 2017

Nuestro Único Consuelo

Nuestro Unico Consuelo

Rev. Carlos Haak

¿Cuál es tu consuelo en la vida? ¿En la muerte?

El consuelo es algo que todos queremos tener en la vida. Tener paz consigo mismo, ser aliviado de la miseria, poseer contentamiento y calma interior—¡todos lo desean, por cierto!

Pero el consuelo es algo que pocos tienen. Pues, para algunos el consuelo es cuando todo va bien en la vida, cuando uno tiene todo lo que desea, buena salud y pocos problemas. Otros dirían que el consuelo consiste en la habilidad de deshacerse de lo malo, tener una voluntad fuerte, tomar lo amargo con lo dulce. Todavía otros dicen que el consuelo es el poder escapar de las realidades de la vida, sea por vacaciones, píldoras o bebidas.

El consuelo es algo que se necesita. Tómese, por ejemplo, una persona internada en el hospital, sufriendo los dolores del cáncer. Si usted preguntaría a esa persona, "¿Cuál es tu consuelo?" él o ella te contestaría quizas que sus amigos le han colmado de visitas y regalos, o que tiene los mejores médicos de la ciudad. ¿Qué diría usted para consolar a esa persona?  ¿Diría: "Las cosas podrían ser peores. Ten valor, mejores dias vendrán"?Tómese otro ejemplo, una casa funebre. ¿Qué palabra de consuelo hablaría usted allí? Unos dirían que el consuelo es considerar lo bueno que hizo la persona difunta en la vida.

Otros, que la muerte viene a todos y lo que importa es que gocemos de la vida mientras se pueda. Y todavía otros, abrumados de tristeza, admitirían francamente que no se puede hallar consuelo en esta vida, que no hay lugar alguno en este mundo sin lágrimas. ¿Qué consuelo podría dar usted a los que así hablan?

Frente a todas las ideas mundanas de consuelo, frente a todas las tentativas de hombre de consolar a los entristecidos, el verdadero cristiano, no importan las circunstancias del momento, tiene el único consuelo tanto en la vida como en la muerte. Su consuelo se basa en la Biblia, la Palabra de Dios. En efecto, se pueda decir que la Biblia es la palabra de consuelo de Dios a su pueblo. Se manda al profeta Isaías a proclamar la palabra de Dios en Isaías 40:1-2, "Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios. Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo de servicio duro es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que ha recibido de la mano de Jehová el doble por todos sus pecados." En estos versículos la palabra de consuelo es que la iniquidad de Jerusalén es perdonada, que ya ha cumplido su milicia, porque ha recibido de Dios el perdón de sus pecados. Isaías expresa la misma palabra calmante en 52:9, "Prorrumpid a una en gritos de júbilo, y cantad, soledades de Jerusalén; porque Jehová ha consolado a su pueblo, ha rescatado a Jerusalén." Allí, otra vez, la Escritura identifica el consuelo con la redención, es decir, con el perdón de pecados por la gracia de Dios.  El apóstol Pablo nos da el mismo mensaje de consuelo en II Corintios 1:3-4, "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que nosotros podamos consolar a los que están en cualquier tribulación con que nosotros mismos somos consolados por Dios." Aquí Dios se identifica como el "Dios de toda consolación," es decir, toda consolación procede de Dios y se halla únicamente al estar en comunión con el. Dios es quien nos puede consolar en todas nuestras tribulaciones. Y el propósito por lo cual Dios nos consuela es para que nosotros podamos consolar a los que están en cualquier tribulación.

En resumen, lo que la Biblia nos enseña acerca de consuelo es lo siguinte: El consuelo es saber y reconocer que yo no soy mío propio sino que pertenezco, cuerpo y alma, a Jesucristo, quien me compró con su sangre, de manera que todos mis pecados son perdonados y me es dada la vida eterna.

¡Eso sí es consuelo! ¡Cuán maravilloso! Que yo, así en la vida como en la muerte, pertenezco a Jesús, o como leemos en Romanos 14:8, "Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, ya sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos."

Ese consuelo que procede de Dios consiste de dos paries. En primer lugar, el consuelo cristiano es el conocimiento que no soy mío propio. No soy ni independiente ni confiado en mí mismo. Pablo escribe en I Corintios 6:19, "¿O no sabéis que vuestro cuerpo es santuerio del Espfritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?" Esto quiere decir que el hijo de Dios no confia en sí mismo para su consuelo ni tampoco en producto alguno de la sabiduría humana. Esto es, por supuesto, muy contrario a lo que nos gustaría pensar. En nuestro orgullo pensamos a veces que nuestra propia mente o fuerza nos podrá ayudar a salir de nuestras tribulaciones. Pero el consuelo cristiano es la confesión, "No soy mío propio." Si fuera mío propio, entonces sería yo responsable personalmente por aquella enorme deuda de pecado que jamás podría cancelar sino únicamente acrecentar a diario.

En segundo lugar, el verdadero consuelo es el conocimiento que yo sí pertenezco a mi fiel Salvador Jesucristo. Le pertenezco porque Jesús me compró con su sangre derramada en el Calvario donde el me redimió de mis pecados y me hizo suyo propio. El apóstol Pedro lo expresa de esta manera: "... fuisteis rescatados ... no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como do un cordero sin mancha y sin contaminación" (I Pedro 1:18-19). Yo le pertenezco a Jesús porque él por gracia me compró con su sangre en la cruz.

¿Qué significa pertenecer a Jesús? Pertenecer a Jesús significa que soy unido inseparablemente a él por la fe. Es decir, soy propiedad de él, él es mi dueño y es responsable de mí, tanto cuerpo y alma, en la vida y en la muerte, para el tiempo y para la eternidad. Esto significa que Jesús es responsable de mi ser entero y me guarda y me conduce a la gloria eterna de su reino. Además, significa que me gobierna por su Espíritu y gracia, y, siendo mi Señor, me proporciona todo lo que necesito para cuerpo y alma. Por lo tanto, puedo confiar en él y echar toda mi ansiedad sobre él, sabiendo que el tiene cuidado de mí (I Pedro 5:7). Pertenecer a Jesús significa que puedo decir con el inspirado apóstol Pablo, "Y vivo, no ya yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó, y se entregó a sí mismo por mí" (Galatas 2:20).

Todas las cosas son controladas ahora por Cristo quien está a la mano derecha de Dios, y todos los sucesos de la vida son usados por Cristo para mi bien y me provecho espiritual.

Los problemas y dolores de esta vida presente no me pueden aplastar ni pueden cortar la bendita unión que Cristo por gracia conmigo. Fue esta condujo a Pablo hermosas palabras ha establecido conciencia que a escribir las halladas en Romanos 8, "¿Quién nos separará del amor de Cristo? ... Porque estoy persuadido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni postestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesus nuestro Señor" (8:35, 38-39).

En conclusión, nótense dos cosas. En primer lugar, este consuelo es un consuelo único. No hay otra cosa en todo el mundo que nos puede consolar. Este consuelo cristiano no es el consuelo mayor, ni el consuelo mejor, ni el consuelo principal. Es el único consuelo. Mi consuelo no es que pertenezco a Jesús y que estoy sano y rico y fuerte. Mi consuelo no es que pertenezco a Jesús y que tengo una excelente póliza de seguro. No. Porque tener algo al lado de este consuelo único significa perder este consuelo. El único consuelo es pertenecer completa y exclusivamente a Jesús en la vida y en la muerte.

En segundo lugar, este consuelo es todo suficiente. Es suficiente para todas las circunstancias de la vida y para todos los horrores de la muerte. No importa lo malo que venga en mi vida, el pertenecer a Jesús significa que él me consuela y que él lo envía todo para mi provecho. El consuelo es saber que Jesús jamás me abandona y que todas las cosas, de una que otra manera, deben servir para mi bien. No, no siempre sabemos cómo es eso ni podemos siempre explicar cómo lo malo es para nuestro bien. El consuelo es creerlo. Cuando cosas malas nos sobrevienen, el consuelo es saber que Dios las ha enviado para nuestro bien, y que, en Cristo, nos concede también la gracia para soportarlas con gratitud. Esto es lo que el Espíritu Santo quiere decir en Romanos 8:28, "Y sabemos que todas las cosas cooperan para bien de los que aman a Dios, de los que son llamados conforme a su proposito."

¿Es éste tu único consuelo, que no te perteneces a ti mismo sino al fiel Salvador Jesucristo? ¡Vive entonces sinceramente para él en gratitud todos los dias de tu vida!

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